Escrito por Jeromichi el dia (17/05/2012) en comentarios a la nota del Sr Iñaqui
Los
disfraces de la mentira
Hay un refrán que me gusta citar en determinadas
ocasiones porque creo que refleja con bastante claridad el corporativismo de
clase del que hace gala el poder establecido en general y las clases dominantes
en particular. El refrán dice algo así: “Entre bueyes no hay cornadas”.
Creo que ha llegado el momento de “tirar de la manta”, de “luz y taquígrafos”, de sanear y denunciar “caiga quien caiga”; en definitiva, ha llegado el momento de ser honestos con nosotros mismos, de exigir responsabilidades a todos los niveles, de acabar con la corrupción que nos acabará asfixiando si no somos capaces de reaccionar. Este es el momento, la mayor parte de los ciudadanos estamos hartos de tanta mentira y manipulación y apoyaremos cualquier iniciativa honesta que nos ayude a salir de este negro pozo. No valen paños calientes ni echar tierra para tapar vergüenzas y corruptelas, no valen amiguismos partidistas, no valen los miedos a derribar supuestos “intocables”. Limpieza, claridad y transparencia.
Hoy he leído una frase del fiscal general Sr. Torres Dulce: “Hay que actuar con prudencia ante los delicados intereses que hay en juego”, se refería al caso del Sr. Dívar y sus fines de semana en Marbella. La frase en sí no tendría mayor interés en una situación normal en donde pueden tener cabida el uso de la diplomacia y mano izquierda para evitar “males mayores”. Pero en la situación actual con España al borde del abismo, esto no es tolerable. ¿Qué intereses pueden ser más delicados que la quiebra del país? Vengo a exponer este caso sólo como ejemplo de cómo hemos podido llegar a este oscuro momento.
Cuando algún juez sea capaz de llegar hasta el final en un caso de corrupción habremos dado un gran paso. Llegar hasta el final consiste en la aplicación de penas adecuadas además de devolución de lo robado y reparación de daños causados. Pero después de tantos años de políticos corruptos, de tantos casos “dormidos” en los tribunales, de tantos privilegios, de tantos “archivos” de causas, de tanta diferencia de trato ante la justicia… en quien confiar. Desde luego no en una judicatura asquerosamente politizada y partidista. Jamás comprendí lo de las asociaciones de jueces. Asociación conservadora, asociación progresista, asociación moderada, .. ¿Dónde están los JUECES?
¿Qué nos queda a los ciudadanos a lo que podamos acudir contra tanto atraco y tanto fraude?
Al parecer hemos perdido la poca credibilidad que nos quedaba ante el resto del mundo, la credibilidad de nuestros bancos ante los mercados. ¿De que no se fían los mercados? ¿Qué ocultan nuestros banqueros? Quienes no van a dar explicaciones son los regidores “dimitidos” de Bankia, ni los políticos y directivos implicados en la quiebra de las siete cajas de ahorro, ni el Sr. Rato, ni el Sr. Blesa, ni la Sra. Aguirre, ni el Sr Botín, ni el Sr. González,… ya saben “Entre bueyes no hay cornadas”. Pero el Sr. Fernández Ordoñez es un “buey apaleado”, debería defenderse y, de camino, liberarnos de esta mentira. No se puede echar más tierra sobre el asunto. Ya no nos creen. Esto hay que sanearlo de alguna manera. Debemos airear las miserias de nuestro sistema. Debemos terminar, a base de honradez, de seriedad y transparencia, con la imagen de tramposos que nos hemos creado y que afecta también a otros ámbitos distintos del puramente económico. Pero, para eso, es necesaria una persona con el coraje, la determinación y el valor suficiente para pararle los pies a los tipos que nos han estafado y que nos siguen estafando. Si para ello hay que intervenir el sistema bancario, ¡adelante! la gran mayoría de los españoles le apoyamos.
Creo que ha llegado el momento de “tirar de la manta”, de “luz y taquígrafos”, de sanear y denunciar “caiga quien caiga”; en definitiva, ha llegado el momento de ser honestos con nosotros mismos, de exigir responsabilidades a todos los niveles, de acabar con la corrupción que nos acabará asfixiando si no somos capaces de reaccionar. Este es el momento, la mayor parte de los ciudadanos estamos hartos de tanta mentira y manipulación y apoyaremos cualquier iniciativa honesta que nos ayude a salir de este negro pozo. No valen paños calientes ni echar tierra para tapar vergüenzas y corruptelas, no valen amiguismos partidistas, no valen los miedos a derribar supuestos “intocables”. Limpieza, claridad y transparencia.
Hoy he leído una frase del fiscal general Sr. Torres Dulce: “Hay que actuar con prudencia ante los delicados intereses que hay en juego”, se refería al caso del Sr. Dívar y sus fines de semana en Marbella. La frase en sí no tendría mayor interés en una situación normal en donde pueden tener cabida el uso de la diplomacia y mano izquierda para evitar “males mayores”. Pero en la situación actual con España al borde del abismo, esto no es tolerable. ¿Qué intereses pueden ser más delicados que la quiebra del país? Vengo a exponer este caso sólo como ejemplo de cómo hemos podido llegar a este oscuro momento.
Cuando algún juez sea capaz de llegar hasta el final en un caso de corrupción habremos dado un gran paso. Llegar hasta el final consiste en la aplicación de penas adecuadas además de devolución de lo robado y reparación de daños causados. Pero después de tantos años de políticos corruptos, de tantos casos “dormidos” en los tribunales, de tantos privilegios, de tantos “archivos” de causas, de tanta diferencia de trato ante la justicia… en quien confiar. Desde luego no en una judicatura asquerosamente politizada y partidista. Jamás comprendí lo de las asociaciones de jueces. Asociación conservadora, asociación progresista, asociación moderada, .. ¿Dónde están los JUECES?
¿Qué nos queda a los ciudadanos a lo que podamos acudir contra tanto atraco y tanto fraude?
Al parecer hemos perdido la poca credibilidad que nos quedaba ante el resto del mundo, la credibilidad de nuestros bancos ante los mercados. ¿De que no se fían los mercados? ¿Qué ocultan nuestros banqueros? Quienes no van a dar explicaciones son los regidores “dimitidos” de Bankia, ni los políticos y directivos implicados en la quiebra de las siete cajas de ahorro, ni el Sr. Rato, ni el Sr. Blesa, ni la Sra. Aguirre, ni el Sr Botín, ni el Sr. González,… ya saben “Entre bueyes no hay cornadas”. Pero el Sr. Fernández Ordoñez es un “buey apaleado”, debería defenderse y, de camino, liberarnos de esta mentira. No se puede echar más tierra sobre el asunto. Ya no nos creen. Esto hay que sanearlo de alguna manera. Debemos airear las miserias de nuestro sistema. Debemos terminar, a base de honradez, de seriedad y transparencia, con la imagen de tramposos que nos hemos creado y que afecta también a otros ámbitos distintos del puramente económico. Pero, para eso, es necesaria una persona con el coraje, la determinación y el valor suficiente para pararle los pies a los tipos que nos han estafado y que nos siguen estafando. Si para ello hay que intervenir el sistema bancario, ¡adelante! la gran mayoría de los españoles le apoyamos.
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